3 de noviembre de 2025

Adiós mi amor.

 Suena el despertador. Rutina. Despertar, trabajar, descansar. Vuelta a empezar. Gira la rueda, sin parar. Ya no puedo salir, ¿dónde estás? Ya no quedan príncipes para venirme a salvar. Ni siquiera un lacayo que quiera dar una pizca de color a esta triste realidad. ¿Cómo me aferro a tí, moralmente gris? Antagonista, antihéroe, justiciero. Igual, opuesto. Blanco, negro. Sí, no. Derecho, revés. Uno, dos, tres. La posibilidad se fué. ¿Lo fue? ¿Existió alguna vez esa chance? En el fondo, solo eran delirios de una mente vivaz, alimentados por un fuego crepitante. Nada sólido se desmorona tan rápido. Solo un castillo sin fundamento, sin fundación. Hecho de nubes, de promesas, solo una ilusión. Al fin y al cabo, ya de nada sirve el amor. Me desperté del último sueño. Ahora, cuando duermo, todo es negro. Y en la oscuridad, lloro, sufro, me pregunto. ¿A dónde van a morir los sueños perdidos? ¿Será en el mismo lugar que las promesas sin cumplir? ¿Las declaraciones sin decir? Tal vez entre todos ríen, tal vez entre todos lloran. O simplemente existen, olvidados en el rincón más triste de las almas rotas. Creo que por fin me llegó la adultez. Se acabaron las chances, se acabaron las posibilidades. No hay más tiempo para perder. Cayó el último grano de arena, murió la última llama de esperanza. Se agotó la inspiración. Ya no hay romance, aventura, misterio, o amor. Murió la imaginación. Murió el sueño de tú y yo. Murieron las palabras de este escritor. Y no, no es otra de mis muertes milagrosas, que incluyen resurrección. Ni otra de esas metáforas dónde solo murió un pésimo intento de historia de amor. No es un truco de magia, ni de escapismo. Y si lo es, es de aquellos que no salen bien. Que terminan con una muerte, y el público aplaudiendo de pie sin entender. No hay más intriga, ni escenas de acción. No hay más placer, éxtasis, ninguna sensación. Tu nombre, en poesía o hecho canción. O dicho entre besos, jadeos y un desborde de pasión. Que en paz descanse finalmente este sueño, y tú, mi más grande amor. Ahora le toca a la próxima generación. Me despido de tí, mi alma, mi musa, mi inspiración. Ojalá en otro universo, nuestra historia termine mejor.

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