
A mi merced, resignado y dispuesto a morir, cual gacela en las fauces del león. Con los dientes de la bestia en la garganta, sin nada más que hacer, sin más energías para pelear. Así es la naturaleza, cruel pero al mismo tiempo certera. Para que uno viva, debe dejar que el otro muera. El cazador devora a su presa, y al morir el primero vuelve a la tierra, solo para dar sustento a las plantas que serán alimento de otra gacela, continuando el ciclo eternamente. Pero esto no es tan sencillo. Este capricho, este romance sin sentido. Este amorío sin contrato ni plazos fijos es más complejo que aquel ciclo. Aunque un círculo vicioso no sea algo tan distinto. Porque como depredador que soy quiero probar tu carne. Saber a qué sabe tu boca y escucharte gemir suplicante, y guardar un poco para más adelante. Pero aún no quiero matarte, ni destruirte ni fragmentarte. Solo deseo que me des una parte. Que me dejes calmar mi hambre en un par de encuentros casuales. Quiero tu amor, pero no quiero hacerme responsable. No quiero herirte, pero ya es tarde para no tomarte. El deseo me ciega y me carcome. Pronto no podré frenarme, ni podré soltarte. Aunque me digas que no, se que vas a ilusionarte, aunque sean solo un par de noches aparte. Un par de capítulos en una novela interminable. Poco más que un recuerdo de algo que debería olvidarse. Yo quisiera, si. Que traspases los muros helados de indiferencia, escepticismo y razón. Que flanquees las defensas y el orgullo hasta llegar al corazón. Que, cual hábil y sagaz detective descubras dónde quedó mi amor, pues hace tiempo dejé de creer que sea posible que se presente la ocasión. Que alguien devele el misterio, y encuentre el tesoro de desconocida ubicación. No culparé de mí situación a los amores anteriores, vistiéndolos de villanos y malhechores, si la mente criminal maestra de todos los males es nada menos que su servidor, quien confiesa ser el culpable. El que huye de la escena sin dejar evidencia. El que cubre sus huellas y solo sabe dejar muerte y desamor en el camino, sin culpa y sin compasión. Y sí, tal vez esta vez haga una excepción. Juguemos al gato y al ratón. Intenta atraparme si no tienes miedo de ser solo una distracción. Tu puedes ser el policía, yo seré el ladrón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario