31 de octubre de 2019

Amnesia de primavera.

El tiempo se acabó. Las hojas se secaron, el viento se las llevó. La nieve cubrió sus huellas, y al derretirse las borró. La primavera por fin llegó. Ya no queda más nada de quién fui, y ahora no sé quién soy. No sé de donde vengo, no sé a donde voy. No sé donde estás, no sé donde estoy yo. Si estoy perdido, si te perdí. Si nunca te tuve, si jamás te tendré. Soy presa de la incertidumbre, y la vorágine interminable de memorias que no recuerdo. De recuerdos que ya no tengo. Del extraño vacío que siento en el pecho, que se manifiesta en la falta que haces a mi lado. ¿Dónde estás? ¿Adónde fuiste? ¿Por qué te escapaste sin despedirte? Repaso una vez más lo que dije, aunque sigo dando vueltas sobre lo que no hice. No te sostuve, no te detuve. Te dejé ir sin decirte lo que nunca pude. Ahora suspiro y ahogo mis penas en alcohol. En poesía sin rimas, en letras sin canción. En menos todavía que una historia de amor. En párrafos que suenan bien al oído, pero que rompen el corazón. En historias sin sentido, sin argumento, magia o alguna emoción. En todo lo que fuiste. En todo lo que me diste. En todo lo que nunca te dí y tu siempre quisiste. Ahora soy yo quien te ruega, te implora y te suplica. Por favor, acaba con mi agonía. Sácame este dolor, está pena tan sombría. Bésame, tómame, mátame. Haz lo que te plazca con mi carne, con mi vida y con mi sangre. No he perdido la batalla, pero si he perdido la guerra. Me pongo a tus pies, a tu merced. Haz conmigo lo que te dé placer.  Me rindo, soy tuyo. Tómame como si fuéramos los últimos en el mundo. Puedes odiarme, puedes amarme. Pero hazme el favor de nunca olvidarme.



No hay comentarios:

Publicar un comentario