1 de noviembre de 2022

Amor y muerte

En este punto de inflexión, en este quiebre de algo irrompible. En este vertiginoso viaje a ningún lugar. A esta eterna conclusión sin cierre. A la hipótesis inconclusa. Al concierto de apertura de todas las cosas que te quiero decir, y nunca serán más que burdas rimas que no tienen sentido, ni ritmo, ni canción. A todos los besos que te robé en mi cabeza, pero de los que nunca sabrás. A la noche increíble que acabo de imaginar, pero que no será nunca más que eso. Un sueño, una ilusión. Una terrible decepción. Una estela de luz, comparada con el cegador brillo del sol. Una pérdida de tiempo, una nimiedad. Un riesgo que jamás pudimos tomar. Una declaración de amor que nadie dijo, ni nadie escuchó. Una llave que no abre ninguna puerta. La misma historia de siempre. Otra estúpida canción de desamor. El círculo vicioso entre los dos. La vida, la muerte. El vino, el alcohol. Tus manos recorriendo el diapasón, intérprete de una música sin emoción. Instrumento de perdición. Arma mortal, poesía de destrucción masiva. ¿Por qué me rompes el corazón con tu mera existencia? ¿Por qué me hiere solo escucharte respirar? Saber que existes, es una tortura. No para mí, si no para mi propia miseria, mí deprimente final. Abriendo mis venas en la tina del baño en la habitación de hotel que reservamos la noche anterior. Porque no soporto esta tristeza, no soporto esta soledad. Que te hayas ido, huido sin decir nada más. Ya no puedo tolerar la locura que me orilla a cometer un pecado capital. A abrir mis venas, dejarme ir, dejarme morir. Para salir caminando por la puerta después de haberme mutilado a mí mismo en esta escena. Porque sacarte, implica sacarme la piel, el corazón. Te tengo tan grabado, que ya no puedo más. Estoy tan muerto en vida sin tu sincero cariño, que ya ni me vale seguir sintiendo todo este amor sin corresponder, este mundo del que me hablaste, pero que nunca logramos conocer. Aquí mueren todas las sensaciones que nunca volveremos a tocar. La pasión, el desenfreno. Las palabras, los acordes. Le doy un punto final a esa novela que jamás empecé a escribir. Y a este amor, que jamás te di. A lo mucho que me desvivo, y que ahora, he muerto por ti.