[...] Todo estaba muy distinto en aquel entonces. La tensión se sentía en cada partícula del aire húmedo, sin que ninguno de nosotros supiera que decir. Hasta que empezó a sonar Still loving you de Scorpions. No pude evitar tararear la melodía, subir el volumen, y permitir que aquella letra me desgarrara de a poco. La observé tararear también, haciendo los punteos de la guitarra en el aire, ajena a todo lo demás y con las lágrimas secas en sus suaves y pálidas mejillas, marcando el camino de las nuevas. Escuché la primera estrofa tranquilo, bajando la velocidad del auto, diciéndome a mi mismo que necesitaba tiempo, que no me podía rendir. Que cambiaría todas y cada una de las cosas que hice mal en el pasado, que pagaría cualquier precio con tal de que ella regresara a ser la chica de quien me había enamorado. Pero había un muro tan grueso, que yo no lo podía atravesar. ¿No habría forma de recuperarla? ¿de traer de vuelta y estrechar en mis brazos a esa muchacha dulce y alegre? Pero aunque fuera diferente, todavía la amaba. En el fondo, en algún lugar entre todas esas capas de hielo ártico debía encontrarse lo poco que debía quedar de ella. ¿Por qué el precio para olvidarme debía ser perderse a ella misma? La segunda estrofa me mataba, y no pude evitar frenar frente al lago, y mirar el horizonte gris con melancolía, entonando el estribillo con más fuerza:
—Si tuviéramos que volver a comenzar, intentaría cambiar todas aquellas cosas que mataron nuestro amor. —entonces la mire a los ojos, ya sin poder soportar más—. Tu orgullo ha erguido un muro tan resistente, que no lo puedo atravesar. ¿Que acaso no hay chances de comenzar de nuevo?
—Todavía te amo. —completó ella la canción. Y sin pensarlo, sin decir más nada, su boca se acercó a la mía, apremiante. Nos besamos con furia, con tristeza, agonizando, y nuestras lágrimas iban confundiéndose con las del otro, al igual que las gotas de lluvia se entremezclaban en el vidrio del auto. Sus manos se perdieron en mi cabello, y las mías recorrieron su cintura como si esa fuese la última vez. Nuestras lenguas se encontraron como tantas otras veces, con apuro, como si no hubiese forma de detenernos. Como si no pudiéramos evitarlo, como si no pudiéramos no tender a ello. Como si existiera una fuerza que nos ataba, que nos encadenaba. Que nos mantenía juntos a pesar de todo, a pesar de que nos doliera y nos asesinara poco a poco por dentro. ¿Acaso era eso el amor? ¿Una fuerza sobrenatural más poderosa que todo lo conocido, por la cual, uno debía pagar con su propia alma la pena capital? Me separé apenas para observarla, notándola perdida en mi mirada, hipnotizada, aún con las lágrimas de ambos recorriendo sus pálidas mejillas. Acaricié su rostro con delicadeza, a lo que ella dirigió su boca a mi pulgar, mordiéndolo con sugerente suavidad. Dejar que solo aquella parte de mi cuerpo pudiera disfrutar de la calidez de su aliento, su lengua y la exquisita textura de sus labios me pareció inadmisible [...]
Canción:
- Still loving you - Scorpions

